Descripción
Esta colección se basa en poner en evidencia los suelos que hacen parte del espacio público y que pasa desapercibido muchas veces por las personas, se presenta un conjunto de diseños que hacen parte de espacios como plazas, calles, o parques, entendiendo no solo elementos duros, sino también verdes, que afectan el entorno y los lugares que frecuentamos.
Los pavimentos urbanos como elemento principal de conexión entre el ciudadano y su entorno. El paisaje urbano nos ofrece el pavimento como parte exterior, en la que se apoya y desarrolla toda la actividad de la ciudad, dando forma e influyendo en la calidad del espacio. Los pavimentos urbanos deben permitir la utilización y el uso de la vía pública exterior con total seguridad y confort para el ciudadano. Se trata de establecer una serie de criterios de uso y diseño teniendo en cuenta las necesidades y condiciones de uso del ciudadano.
Además de ser elementos funcionales, deben ser estéticos, que dan un carácter a un lugar específico y lo hacen único. Barcelona ofrece gran cantidad de diseños de suelos de espacios urbanos, con diferentes diseños, colores y texturas, al igual que materiales y dimensiones. Que con el tiempo se han regularizado y normalizado, algunos incluso a desaparecer con reformas, o algunos que permanecen en el tiempo y otros con propuestas nuevas, que cumplen diferentes características y calidades requeridas.
El espacio donde actualmente se ubica la Plaza San Jaime, ha sido un espacio importante y neurálgico de la ciudad a lo largo de su historia. En época romana hacia parte del fórum, luego lugar central de varias iglesias y edificios singulares, entre los cuales, la Parroquia de San Jaime, que ocupaba casi la mitad del espacio rectangular que hoy conocemos como la plaza con el mismo nombre, la cual fue derribada y trasladada en 1823, para hacer el edificio de dependencias del Consejo de ciento, el actual Ayuntamiento. Del edificio religioso se conserva aún la portada y parte de su fachada en la Calle de la ciudad.
El derribo de la iglesia implicó la apertura de la Calle Ferran, o Fernando en aquel momento. Lo cual permitía tener uno de los espacios libres de mayor protagonismo en lo que sería el nuevo barrio gótico “creado”. Para este fin el Arquitecto Adolf Florença fue el encargado de monumentalizar partes del barrio y especialmente de la plaza.
Espacio que fue llamado Plaza de la constitución entre 1840 a 1931, momento en el cual se comienzan a hacer obras de esponjamiento en el casco antiguo y especialmente en la nueva Plaza San Jaime y los edificios estatales que lo rodean, realizando una nueva fachada neoclásica tanto para el ayuntamiento como para la Generalitat. Así que en 1953 se propone un nuevo adoquín para la plaza acorde con las fachadas de los edificios y a su importancia como centro político y administrativo de la ciudad, el cual fue inaugurado para las fiestas de la Mercé de 1958.
Se propuso un diseño con aires renacentistas, corrigiendo las irregularidades de la plaza y creando un ambiente monumental y agradable, siendo éste el resultado de la combinación de adoquines de basalto oscuro y piezas grandes de piedra caliza clara en el medio.
– Textura propuesta
La textura propuesta está basada en la composición del pavimento de la plaza San Jaime, se trata de un diseño sencillo pero que tiene un juego de formas y colores dándole movimiento y ritmo.
El diseño está inscrito en un rectángulo que a su vez se divide en piezas casi cuadradas dispuestas alrededor de un rectángulo central que sería el resultado de la unión de tres piezas cuadradas. Cada uno de los cuadrados tiene en el centro un cuadrado rotado a 45°, dando como resultado 12 cuadrados, diferenciados con unas franjas divisorias.
En cuanto al contraste tonal, los adoquines de basalto oscuro se ubican el todo el fondo del conjunto y las piezas de piedra caliza son los elementos claros, los cuadrados rotados y las franjas divisorias.
La textura simétrica y repetitiva, crea un efecto de movimiento y armonía entre los diferentes elementos.