Descripción

El edificio, originalmente con uso residencial tipo andalusí, se encuentra catalogada como Bien de Interés Cultural, declarada Monumento Nacional en 1931.
Fue un palacio mudéjar edificado por el rey Alfonso XI en conmemoración de la Batalla del Salado y financiado con lo que ganaron en esta batalla.
Pedro I terminó las obras comenzadas por su padre y en 1363 lo cedió a sus hijas Beatriz e Isabel, quienes lo convirtieron en convento de monjas clarisas, al hacer este cambio, el edificio tuvo varias modificaciones a lo largo del tiempo, tanto estructurales como espaciales, que hacen del edificio un esquema único de mezcla de estilos y tipologías, tanto arquitectónicas como artísticas, otras razones por las que este palacio-convento rompe con el esquema tradicional andalusí son las proporciones del conjunto, la forma del acceso, la disposición de salas en todo su perímetro y la sucesión de sala y qubba.
Dichos cambios llevaron a la desaparición o enmascaramiento de muchas estructuras y ornamentaciones, lo que dificulta el conocimiento de la forma y disposición del edificio primitivo, lo que lleva a tener varias interpretaciones de su evolución, pero lo seguro es que con seguridad se trata de un conjunto compuesto por dos palacios, uno atribuido a Alfonso XI y el otro a Pedro I.
De los grandes cambios que se han descubierto son, en primer lugar, la crujía norte, destinada a dormitorio con un espacio colectivo, al parecer era la cámara del Rey, en el siglo XVIII se convirtió en celdas de las monjas. El segundo gran cambio fue el espacio de los jardines y huertas originales, que coinciden con el después conformado Claustro del Vergel, realizado entre los siglos XVII y XVIII, siendo el espacio principal y articulador del conjunto religioso.
Otro cambio importante fue el cambio del “Salón del trono” que era la sala de mayor dimensión, fue destinado para acoger la iglesia del convento.
Uno de los espacios que han mantenido su aspecto y espacio a lo largo del tiempo y de las transformaciones del edificio, es la “Capilla dorada” o palatina, espacio al cual se accede desde el patio árabe. Se trata de un espacio cuadrangular de gran altura que es rematado por una cúpula con adornos de laceria y los muros son compuestos por arcos poli lobulados ciegos sobre columnas con capiteles corintios, mucha de la decoración y ornamentación de la sala sufrió grandes daños debido a un incendio en 1561, que destruyo una parte de la ciudad.
– Textura propuesta
La textura propuesta está basada en el diseño de laceria de la cúpula de la capilla dorada, diseño y técnica muy utilizada en la arquitectura mudéjar, el trazado de simetría radial, hace que diseño concéntrico tenga 16 partes iguales, que corresponden a los lados o divisiones que conforman la totalidad de la cúpula, para lograr la complejidad y riqueza del diseño, consta en la repetición y secuencia de elementos que se entrelazan entre sí, creando una composición armónica y proporcionada.
Al realizar la textura propuesta, se adapta el diseño de laceria de la cúpula, pero se realiza una repetición axial, en vez de radial, lo que facilita su disposición y se vuelve una textura más flexible y versátil.